En los Inicios
Emerita Lvdica
En el año 2010 se presenta un proyecto cultural organizado por el Consorcio de la Ciudad Monumental y el Ayuntamiento, basado en la recreación de la vida cotidiana y costumbres de la época romana, utilizando como escenario el rico legado arquitectónico romano de Mérida.
La propuesta se fundamenta en los buenos resultados de experiencias precedentes y pioneras como fueron EMERITALIA y NUNDINAE, y otras vigentes, tanto fuera de Extremadura, como dentro de la región, con la diferencia respecto a muchas de ellas en que en Emerita Lvdica no es suficiente asumir el papel de espectador o testigo de un evento, sino que es precisa la integración en él.
La inauguración de Nvndinae, en el verano de 1997, colocó a Mérida en la línea de salida de una larga carrera que llega hasta nuestros días y en la que ha ganado con todo derecho un puesto sobresaliente dentro del panorama general, ofreciendo un modelo que trasluce la forma de conceptuar el patrimonio, su conservación, difusión, aprovechamiento social y, muy importante, el papel protagonista de la ciudadanía.
Nvndinae primero y Emeritalia después, supusieron los primeros pasos en la concreción de una idea ambiciosa pero que se ha demostrado posible, entender Mérida como el gran centro de interpretación de la cultura romana en el límite mas occidental del Imperio y ofrecerla a la sociedad como un espacio abierto, cercano, libre de barreras físicas y conceptuales, en donde cada espacio patrimonial se convierte en escenario acreditado para recrear la vida, las formas de pensamiento, la identidad en suma, de toda una época.
Los pilares en los que se sustentaron esas primeras experiencias fueron tan sencillos como efectivos, la reproducción del patrimonio mueble a través del trabajo de artesanos locales altamente comprometidos que produjeron un número considerable y fidedigno de piezas, embajadoras entonces y ahora, del rico repertorio emeritense. La gastronomía, a través de la que se trasladaron saberes y sabores remotos y que fijó un modo de entender los convivia que aún hoy perdura. Y la narración en primera persona como modo de vivenciar la Historia y que presenta al patrimonio como fruto de la acción humana, de ser instrumento y vehículo a través del que circulan los contenidos históricos, se filtran las historias de vida y fluyen los sonidos del tiempo. El así llamado Pórtico del Foro, por aquel entonces el último gran edificio rescatado para la historia emeritense, se convirtió en el marco de la recreación donde volvió a latir la vida ciudadana tal y como lo hiciera miles de años atrás.